¿Cómo sería una dieta a base de virus?
Existen numerosos tipos de dietas dentro del mundo eucariota y procariota, pero entre las relaciones depredador y presa hay una de la que sabemos muy poco y que podría ser muy relevante en la cadena alimenticia: los seres que comen virus.
Los estudios sobre los virus se suelen centrar en ellos como patógenos y se les sitúa como “depredadores” en las interacciones tróficas en las que participan: destruyendo células y liberando energía y materia orgánica en el medio. Pero, los depredadores también pueden convertirse en presas.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Nebraska buscaba saber si estas entidades biológicas podían ser nutrientes básicos. Para ello, usaron dos especies de protistas ciliados acuáticos: Paramecium bursaria y Halteria sp., de los que se sabía que consumían virus, pero no si lo hacían de forma accidental; y clorovirus: un virus relativamente grande que infecta a la clorofila de las algas de agua dulce. En el laboratorio se comprobó que los protistas devoraban a los clorovirus: tras 24 horas de exposición a ellos, la población de virus disminuyó considerablemente. Para confirmar la tesis se empleó una técnica de tinción fluorescente en los virus que provocaba un brillo verde en las vacuolas de los protistas. Observaron que la población de paramecios se mantenía igual tanto si comían virus como si no, mientras que la población de Halteria tenía un pronunciado crecimiento en las placas en las que se habían alimentado solo de virus. Esto llevó a los investigadores a plantearse cuán nutritivos pueden llegar a ser los virus para organismos capaces de digerirlos sin ser infectados por ellos. Otros estudios apuntan a que, además de contener lípidos y proteínas, al tener el material genético empaquetado de forma densa son más ricos en fósforo que otros microorganismos y, los clorovirus además podrían contener el carbono extraído de las algas.
Si tenemos en cuenta la cantidad de protistas y virus que hay en proporción al agua, la energía que ascendería por la cadena alimenticia sería enorme. Los investigadores afirmaron que, de estar ocurriendo estas interacciones a la gran escala que se prevé, cambiaría lo que conocemos sobre el ciclo del carbono a nivel global.
Escrito y redactado por: Sonia González García
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