Con el 1 por delante
Las áreas de lagos, las coordenadas de estrellas, las constantes físicas y las cantidades de dinero en las cuentas de empresas tienen algo en común: suelen empezar por 1, concretamente el 30,1% de las veces. A partir de ahí la frecuencia del resto de números hasta el 9 va decreciendo logarítmicamente.
Esto se conoce como la ley de Newcomb-Benford y se usó para investigar la declaración de la renta de Bill Clinton. Pero... ¿A qué se debe este fenómeno?
Contando del 1 al 9 hay una probabilidad de 1/9 de que aparezca el 1 como primera (y única) cifra, pero si contamos hasta 20 sube a 11/20 (porque aparecen 10, 11, 12, etc...). Ahora, al seguir contando vuelve a bajar, pero sólo hasta que lleguemos a las centenas, donde remontará... Lo mismo pasa con el número 2, aunque su probabilidad final acaba siendo de 17,61%, mientras que la del 3 es de 12,49% y así sucesivamente. De esta forma la función de probabilidad de cualquiera de éstos números adopta una forma de dientes de sierra muy simbólica. Pero… os pregunto a vosotrxs, Biotiners, ¿sabríais unir esta función probabilística con algo biológico?
Escrito por: Jonás Carlos Fernández Álvarez
Comentarios
Publicar un comentario